viernes, 8 de octubre de 2010

UNA HISTORIA SORPRENDENTE.


Por. Alfonso Lagos


Cuando Lucio De Mare encontró un descolorido papel con un poema, en el bolsillo de una camisa sucia y raída que utilizaba para limpiar los vidrios y desempolvar los cojines de su carro seguramente se acordó que Homero Manzi lo escribió un par de años atrás y le pidió que le pusiera música.
Durante estos dos años De Mare borró de su memoria aquel suceso que ocurrio en algún cafetín de Porto Alegre al sur del Brasil cuando regresaba a la Argentina de una gira con la orquesta que el dirigía. El y Manzi, mientras tomaban algunas copas, oyeron a una cantante de tangos un poco menos que desconocida que desató en Manzi todas las criaturas, fantasmas, alegorías y alucinaciones a que nos tiene acostumbrados con sus canciones.
Cuesta pensar que semejante tesoro estuviera abandonado y a punto de ser perdido definitivamente por un descuido y salvado casualmente por un músico como De Mare que finalmente convirtió el silencio de dos años en una obra inmortal cubriéndola con una bellísima melodía que con el correr del tiempo refulge más hasta convertirse en uno de los tangos insignes del cancionero popular.

Aquí la letra de "Malena".


Malena canta el tango como ninguna
y en cada verso pone su corazón.
A yuyo del suburbio su voz perfuma,
Malena tiene pena de bandoneón.
Tal vez allá en la infancia su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón,
o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol.
Malena canta el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de bandoneón.

Tu canción
tiene el frío del último encuentro.
Tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no sé
si tu voz es la flor de una pena,
só1o sé que al rumor de tus tangos, Malena,
te siento más buena,
más buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido,
tus labios apretados como el rencor,
tus manos dos palomas que sienten frío,
tus venas tienen sangre de bandoneón.
Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón,
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada,
Malena tiene pena de bandoneón.

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sábado, 26 de junio de 2010

EL SUEÑO DE LA MUÑEQUITA.

Me pareció un nombre recargado de afecto, rayando en lo mimoso, "El sueño de la muñequita". Este tema fue escrito por uno de los compositores más inspirados y fantásticos de música latinoamericana para guitarra: Agustín Barrios (Mangoré), nacido en El Paraguay en el año de 1885 y muerto en El Salvador en el año de 1944.
Siempre que me refería a este vals decía "El sueño de la Muñeca", aún cuando al oírlo cualquier persona no podía ocultar toda la ternura del mundo.
Decidí consultar un día una de tantas fuentes bibliográficas sobre el tema, y vean lo que encontré:
Estando Agustín Barrios en una gira por Centro América en la república de Costa Rica, mientras practicaba en su guitarra para uno de sus compromisos en la habitación del hotel donde estaba hospedado, alguien lo interrumpió golpeando en la puerta. Barrios suspendió su ensayo, fue hasta la puerta , abrió y para sorpresa suya se encontró de plano con una niñita que le lanzó sin ningún preámbulo un reclamo:
- Por favor, haga silencio porque va a despertar a mi muñequita.
Mangoré suspendió el ensayo y aquel día compuso uno de los valses mas tiernos y llenos de lirismo de la música latinoamericana, que próximamente podrán ver y oír en nuestra sección de videos.
Ahora pienso que no podía ser otro el nombre para este tema.

Alfonso Lagos M.

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viernes, 11 de junio de 2010

HABLEMOS DE MÚSICA

La música es más de lo que uno cree, querámoslo o no, está en todos los seres humanos en diferente medida; personalmente solo conozco una persona, que con una frialdad de cripta, me aseguró no interesarle para nada y ante cada uno de mis intentos por demostrarle lo contrario corrió un telón de plomo que desbarató cada uno de mis argumentos.

La música no afecta solamente a los seres humanos, se encuentra en las cosas más simples y en las más complejas, incide en lo elemental y en lo trascendental, una simple proteína se altera ante su influencia y una decisiva batalla puede retomar una energía inesperada; de hecho ciertas plantas prefieren los aires a tiempo que al frenesí de los ritmos modernos, las vacas dan más leche con la música de Bach y el cancionero popular y algunas obras épicas se nutren de acciones, sucesos y personajes que les dan vida : La Vencedora, La Zamba de Vargas, La Martín Guemes, La Adelita, La Guaneña, La Obertura 1812 de Tchaikovsky, La Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak y Alexander Nevsky de Prokofiev etc, etc., los himnos son la melodía de los ideales y de las locuras colectivas, no hay pasión que no se haya hecho canción. En la música lo insignificante adquiere sentido, ocupa un lugar en el universo y deja de ser una gota más en el turbión.

Esto no significa que las formas más elementales de existencia a los seres humanos vivan la música de una forma tan compleja como nosotros, pero que son tocados por esta, ciertamente lo son; tal vez a nivel físico, químico, biológico y tal vez a esta forma de experiencia se le deba llamar por ahora sonora a secas.

Alfonso Lagos

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